Cuando eliges el acabado de pintura para un auto, no solo te importa el color o el efecto visual, sino cómo envejece con el sol, el agua, la abrasión, los químicos y el desgaste en general. Por ello, aquí haremos una pequeña comparativa sobre los tres tipos más comunes: metalizada, perlada y mate, para ver cuáles sufren más con el tiempo.
La pintura metalizada se caracteriza por partículas metálicas que le dan un efecto brillante. Según el portal especializado Bodyteq, este acabado suele ser duradero, pues la capa transparente protege los pigmentos frente a rayos UV y rayaduras leves. Sin embargo, con los años puede perder brillo u opacarse. Además, al repararla, se requiere precisión para que el tono no varíe de un panel a otro.
A su vez, la pintura perlada, también llamada “nácar” o “mica”, ofrece un efecto óptico de cambio de color según la luz. Requiere más capas (base, perlada y transparente), lo que la hace más delicada. Este tipo de acabado es vulnerable al desgaste solar y al mal uso de productos de limpieza. Su degradación provoca pérdida de profundidad y dificultad para igualar tonos en reparaciones.

Por otro lado, la pintura mate es atractiva por su textura opaca y diferente. Cuenta con un acabado sin brillo y una superficie más difusa que no refleja la luz como los anteriores. A diferencia de otros acabados, no se puede pulir para recuperar su aspecto, lo que implica cuidados muy específicos y productos diseñados exclusivamente para estas superficies.
¿Cuál acabado se desgasta más?
De estos tres tipos, la pintura mate es la que en general sufre más con el paso del tiempo, en términos de apariencia y vulnerabilidad visible. No porque su composición sea de mala calidad, sino por las restricciones que impone su acabado: no admite pulido, los errores se notan más, el brillo no puede restaurarse una vez perdido y requiere cuidados especiales frecuentes.
Caso contrario, la metalizada tiende a ser la más resistente en condiciones adversas, siempre que el “clear coat” sea de buena calidad y se mantenga, pues los pigmentos metálicos suelen estar mejor protegidos y soportan bien los lavados, rayos UV y desgaste general.