La adopción de vehículos eléctricos (VE) en México está acelerándose, y con ello surge una necesidad urgente: adaptar edificios residenciales, condominios y desarrollos comerciales con infraestructura de carga adecuada; un nuevo manual de mejores prácticas orienta a desarrolladores, administradores y propietarios sobre cómo hacerlo de forma segura, eficiente y alineada a normativas vigentes.
¿Cómo deben prepararse los edificios de México para recibir autos eléctricos?
Uno de los principales errores es dejar la instalación de cargadores como un “extra” que se atiende después de construido el edificio. Planeación temprana permite ahorrar hasta 70% en costos de instalación, evita obras molestas posteriores y convierte al desarrollo en un activo moderno, competitivo y alineado con la transición energética. Considerar rutas eléctricas, espacios para tableros y capacidad del transformador desde el diseño es una ventaja que puede marcar la diferencia.
Cargadores: tipos, conectores y sistemas inteligentes
No todos los cargadores son iguales. Los más comunes para entornos residenciales son los de Nivel 2, que cargan entre 20 y 40 km por hora y requieren una instalación eléctrica dedicada. Además, elegir el conector correcto —como el estándar norteamericano SAE J1772 o el NACS de Tesla— asegura compatibilidad con la mayoría de los autos en México. Los sistemas inteligentes permiten monitorear consumo, programar horarios y balancear la carga, mejorando la eficiencia y evitando sobrecargas.
La ley mexicana reconoce el derecho de propietarios e inquilinos a instalar cargadores, siempre que cumplan normativas y obtengan las autorizaciones necesarias. Edificios nuevos deben incluir las preparaciones eléctricas; los existentes deben evaluarse y adaptarse. Internacionalmente, países como España, Francia y Estados Unidos ya garantizan por ley que ningún residente puede ser bloqueado arbitrariamente si desea instalar un cargador en su espacio de estacionamiento.
Además de reducir emisiones y mejorar la calidad del aire, contar con puntos de carga incrementa el valor de los inmuebles y mejora la calidad de vida de los residentes; con incentivos como deducciones fiscales e integración de energía solar, la movilidad eléctrica se convierte no solo en una opción ecológica, sino también rentable.
