Hoy se cumplen 100 años de uno de los hitos más grandes en la historia de Aston Martin, la firma británica de autos de lujo.
Específicamente, este hito sucedido el 24 de mayo de 1922, tiene que ver con el debut de la entonces recién creada compañía, en las ligas de carreras.
Pero vayamos por partes, fue en 1913 cuando un sujeto llamado Lionel Martin decidió capitalizar su amor por los autos y su pasión por las carreras de velocidad, para hacer de ello un negocio.
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Al lado de Robert Bamford, el señor Martin comenzó a diseñar y vender automóviles Singer. Aquellos modelos tenían la consigna de poder ejecutar maniobras ‘cuesta-arriba’ que fueron una parte fundamental de los primeros años del deporte motor.
Poco después, Martin y Bamford emprendieron su propia firma, y comenzaron a construir sus primeros modelos propios. Para ello, requerían de un nombre para la compañía.
Dado que las pruebas piloto las realizaban en la colina Aston Hill, el señor Martin decidió juntar aquellos nombres y así dio con Aston Martin como su firma.
Al respecto del nombre y del carácter que quería imprimir a sus modelos, quedó una frase célebre de Martin.
“Aston Martin es un auto de calidad, buen rendimiento y apariencia: un auto para el conductor exigente que conduce con un viaje rápido en la mente. Está desarrollado, diseñado y construido como un individuo”.
En 1914 la recién creada Bamford and Martin Limited compró sus primeras instalaciones en Londres. Un año después se registró el primer auto de carreras Aston Martin.
Era el ‘Coal Scuttle’, equipado con motor Coventry simplex de válvulas laterales y construido según las especificaciones de Martin.
Hacia 1920 la empresa estaba consolidada, y con la ayuda financiera del conde Louis Vorow Zborowski, los sueños más grandes de Aston Martin comenzaron a hacerse realidad.
El inicio del mito y sus 10 records mundiales
Gracias a la riqueza del conde, Aston Martin pudo embarcarse en la creación de dos nuevos autos de carreras y su respectivo motor de cuatro cilindros.
Estos autos correrían en la copa Isle of Man Tourist Trophy, por lo que recibieron el mote de Chassis TT1 y TT2.
Y fue precisamente el 24 de mayo de 1922 cuando uno de estos vehículos consiguió diez récords mundiales en la pista de Brooklands, durante una inclemente carrera de resistencia que duró 16 horas y media.
El auto entonces conocido como ‘Bunny’, corrió a una velocidad de 120 kilómetros por hora.
El par de autos serían el pase de entrada de Aston Martin al deporte de las carreras, ganando una variedad de podios.
Entre ellos estuvieron un segundo lugar en el Gran Premio de Penya Rhin, en 1922 y 1923; y tercer lugar en el Gran Premio de Bolonia de 1923.